Dicen
que la vida no es color de rosa, pero sí que se le parece inmensamente al
blanco y negro, tal como una malograda fotografía en un espacio-tiempo
inexacto. Admito que admiro el trabajo de esos auxiliares de la historia y el
encanto, armados de lentillas que acechan hambrientos a la imagen perfecta, no
obstante jamás he sentido asombro alguno por las imágenes reproducidas en una
cámara, solo un absurdo repudio desde que me miré a mi misma con una mueca
desdeñosa en una espontanea. Eso será poco más de quince años atrás, en
donde un moño blanco con un diamante de fantasía hacía de sombrero, y un
vestido floreado parecía más una bata que vestido. Y no era la manera en que me
percibía a mí misma, sino que ya desde niña mostraba signos vitales de querer
desaparecer en el paisaje cotidiano, ahí donde solo se vislumbra la gran
multitud.
Corría el año de 1953, grandes sucesos acontecían como
respiradores artificiales para la miseria mundial: Iósif Stalin fallece, Berlín se insurrecta y Playboy hace debut, por
referir a pocos hechos importantes. Entre ellos, uno muy peculiar: Brota de
las entrañas maternas del asco, Miron Zownir. Y cuando digo asco no atento
degradar a su madre ni insultar a mis compañeras féminas o al mismísimo Zownir.
Me refiero a esa naturaleza pútrida que está fijada en el ser humano como una
espiral de pecado capital, un error de ADN ecuménico que sería plasmado en
fotografías a blanco y negro por Miron Zownir.
Miron nació al sur Alemania en Karlsruhe, pero veinte años
después se mudaría a Berlín, y en los 80’s a Estados Unidos. Actualmente se
desempeña como fotógrafo independiente, guionista y director de cortometrajes.
Su trabajo exhibe la vida adversa de los vagabundos, la miseria de los
drogadictos, el oprobio de las prostitutas, la sexualidad obscena entre los
homosexuales y la inminente muerte como un espectáculo público. Zownir captura
la brutalidad cruda de la existencia, fascinando a los liberados de ataduras
mentales a través de la perturbación e invitando a propios y extraños al
ejercicio de la reflexión del deterioro moral.
Sinceramente no sé una mierda de fotografía, pero apesar de mi indiferencia y atasco fotográfico, Zownir está en mi lista de favoritos. Ni las fotografías de hermosas iglesias han capturado mi interés, o aquellas de mujeres sirena en las piscinas, o las de calles desoladas ni las de bellos paisajes. Zownir simplemente levanta un espejo hacia el mundo, muestra el dedo medio y tira un escupitajo. ¿Quién se ha arriesgado a hacer una flor de la basura?
Sinceramente no sé una mierda de fotografía, pero apesar de mi indiferencia y atasco fotográfico, Zownir está en mi lista de favoritos. Ni las fotografías de hermosas iglesias han capturado mi interés, o aquellas de mujeres sirena en las piscinas, o las de calles desoladas ni las de bellos paisajes. Zownir simplemente levanta un espejo hacia el mundo, muestra el dedo medio y tira un escupitajo. ¿Quién se ha arriesgado a hacer una flor de la basura?
‘’Probably if I had grown up in a perfectly sterile, positive and
functional world, I would have had other nightmares, desires and hopes and
would have expressed myself differently.’’ [1]
‘’Probablemente si
hubiera crecido en un mundo perfectamente estéril, positivo y funcional,
hubiera tenido otras pesadillas, deseos y esperanzas y, me hubiera expresado a
mi mismo diferentemente.’’
Miron Zownir
Tomaré apuntes serios de lo que dijo Zownir para conversarlo mañana con mi psiquiatra.
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